
Los profesionales senior conocen sobradamente, que competir en el mercado de trabajo, resulta a veces muy exigente, por la falta de apreciación suficiente de los conocimientos y la dilatada experiencia por parte de las empresas.
El verdadero desafío consiste en la adaptación a los nuevos entornos laborales, menos jerárquicos, más tecnológicos y que conviven con varias generaciones profesionales que poseen objetivos y formas de trabajar distintas.
La realidad es que hoy en día, tener 50 años, suponen los nuevos 40, aunque muchas veces, compensados con salarios de 30. En el siglo XXI, la trayectoria laboral de los profesionales experimentados deberá alargarse hasta los 70, para poder compensar los desequilibrios entre la población activa y los beneficiarios de pensiones públicas, lo que no parece tan evidente, es que las empresas estén tomando conciencia de que un trabajador de 45 años está en el meridiano de su esperanza de vida, y además, posee competencias que difícilmente pueden ser superadas por la generación Y, o generación de la tecnología.
La experiencia, el liderazgo y la madurez que otorgan los años de trabajo, no deberían perder valor a medida que afloran las canas. Si bien es cierto, que ya algunas empresas empiezan a cuidar este talento, todavía es alto, el porcentaje de organizaciones que alegremente se desprenden de los “veteranos”, dispuestos a dedicarles lo mejor de su valía profesional, para ser reemplazados por profesionales jóvenes, que no siempre encuentran estructuras adaptadas a sus intereses profesionales, ya que requieren una cultura empresarial mucho más flexible y menos jerarquizada.
Aumentar la edad de jubilación, no implica la solución al problema si las empresas no aprecian el talento por encima de la edad; pero del mismo modo, muchos trabajadores experimentados deben ser capaces de cambiar su actitud.
Acomodarse excesivamente en el puesto de trabajo es un arma de doble filo, ya que pierdes la posibilidad de adaptación que exige el mercado laboral actual, con nuevas formas de conocimiento y modernas formas de dirigir.
Claves para aumentar tu valor profesional a partir de los 45 años:
- Alimenta el enfoque tecnológico.
- No te centres en el ahora, piensa a medio y largo plazo en tus propósitos.
- Quizás no seas el mejor profesional, ni lo sepas todo, así que el entusiasmo, el esfuerzo y la actitud deben ser tus mejores aliados.
- Participa en redes profesionales, hazte notar y demuestra tu valía.
- Ejercita la ética profesional y la honestidad como valor diferencial.
- El mundo es cambiante, tú debes cambiar con él.
- Nunca pienses que ya lo tienes todo hecho, siempre hay cosas nuevas que aprender.
- Aumenta tu flexibilidad y seguirás creciendo.
La elasticidad juega un papel muy importante para todos los actores, aprender a desaprender lo que ya ha pasado a ser obsoleto es el primer paso, y aunque ya son muchos los que se han ido adaptando a la generación de la tecnología, existe un porcentaje alto de personas de mediana edad, que no son capaces de entender los conceptos digitales de los que hablan sus hijos cada día, limitando su capacidad de pensar de forma global.
El mercado laboral debería ser capaz de fusionar el conocimiento y la experiencia con la vanguardia, la inmediatez y el entusiasmo, pero para ello, todos debemos hacer el esfuerzo de superar nuestras debilidades y conseguir la simbiosis necesaria, para lograr el maridaje perfecto que nos lleve a los mejores resultados.
Para la empresa también supone un gran reto, ya que no sirve de mucho el esfuerzo de los senior si la organización no trabaja en el mismo sentido. La clave es saber gestionar adecuadamente los diversos perfiles profesionales y/o generacionales, que cohabitan en el mismo espacio. La comunicación interna debe estar dirigida a todos ellos, así que tendrán que ser conscientes de que todos por igual deberán ser capaces de manejar las distintas herramientas.
La convivencia de varias generaciones en las empresas parte de la base de potenciar el conocimiento personal y capacitar la responsabilidad propia de cada individuo, y esta premisa poco tiene que ver con la edad.
Actuaciones tales como potenciar con el entrenamiento la posición profesional, revisar las evaluaciones de desempeño, y examinar las bandas salariales para evitar desajustes, son claves para evitar la fuga de talento.
Las empresas tienen que reforzar el enfoque de calidad que proporcionan los años de experiencia, esa facilidad para resolver conflictos sin dramatizar ni perder la compostura, la clarividencia basada en las vivencias, al mismo tiempo que implanten el escenario necesario para aglutinarlos en un entorno tecnológico, plano e inmed
Sobre María C. Melero
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